lunes, 28 de enero de 2013

Las vaquillas de la sierra


La vaquillas de Fresnedillas de la Oliva conservan el sabor ancestral de una fiesta que se remonta a la prehistoria

En Fresnedillas de la Oliva, en la provincia de Madrid, todavía se conserva una de las tradiciones que salpicaban buena parte de la iberia carpetanovetónica como gustaba nombrarla el etnógrafo Julio Caro Baroja. En estas tierras, de amplia implantación ganadera, aparecen con frecuencia ritos similares, en pueblos como Los Molinos, Braojos, San Mamés, Navarredonda, Fresnedillas de la Oliva, Pedrezuela, Cardoso de la sierra, Colmenar Viejo, Cercedilla, Collado Mediano, etc...en muchos de ellos han desaparecido y otros les han recuperado.


La vaquilla es un armazón de madera, que se adorna con cuernos y rabo verdaderos, y adornos como cintas de colores, mantas o pañuelos. El portador actúa como el animal, sembrando el terror por las calles, embistiendo a todo aquel que se encuentra, principalmente a las mozas del pueblo. Un grupo de mozos ataviado con vivos colores y grandes cencerros, le siguen allá donde quiera que va la vaca. Trascurridos distintos lances, la vaca es conducida a la plaza pública donde es sacrificada. Los mozos, reparten el vino que simboliza la sangre entre los asistentes y piden a cambio donativos para costear la fiesta. Este padrón es común en la mayoría de las tradiciones con personajes y atuendos específicos de cada localidad.

Son fiestas celebradas entre el solsticio de primavera y el inicio del carnaval o primera luna nueva anterior a la primavera. En ellas se pretendía, con el ruido de los cencerros, ahuyentar los malos espíritus del invierno y los animales antropomorfos: vacas, caballos, ciervos,… despertar la fertilidad de los campos. Todo ello ejecutado por los jóvenes que realizaban así el rito iniciático del paso de la niñez a la madurez.


Judios o motilones, portando sus característicos
cencerros
Encontramos muchas similitudes entre antiguos rituales griegos realizados por las Parcas y festividades como la de Fresnedillas de la Oliva, que mantiene muchos de estos personajes.

Así las tres Parcas: Cloto la hilandera que devana el hilo del tiempo está representada por la hilandera, hoy la guarrona. Laquesis, la medidora del tiempo, está representada por el escribano y Atropos, la muerte que corta el hilo, representada en la vaquilla. La muerte persigue a todos por igual, al pueblo, los vecinos, y al alguacil y al alcalde como símbolos públicos que no pueden eludir tampoco a la vaquilla. La sangre, el vino, alimenta y calma a los espíritus, los vaquilleros, que siguen muy de cerca a la muerte.



Los motilones dejan sus cencerros y se cubren
con mantas para entrar en la iglesia



Hoy en Fresnedillas los mozos comienzan con su cencerrada al empezar el día del Patrón San Sebastian, a las doce de la noche del 20 de enero. Los quintos, vestidos con monos rameados de vistosos colores, honda al pecho, pañuelo al cuello y gorro militar, portan de un cinto de cuero, dos grandes zumbos que hacen sonar por las calles del pueblo, son los motililones, judíos o vaquilleros. Recorrerán las tabernas del pueblo pidiendo las costumbres y llevarán un carro que dejarán en la plaza. La algarabía continua hasta que a las nueve de la mañana dan suelta a la vaquilla. Un armazón en forma de escalera de madera, cubierto parcialmente por una arpillera, que se decora con unos cuernos y un rabo naturales, de vaca. Se adorna con una gran escarapela de cintas de color en el costado.

Dan tres vueltas a la plaza y salen a la carrera. Después se dan las “tres”, que son tres amagos de topetazos que da la vaca para cornear al alcalde y al alguacil y se cierra la vaca para ir a desayunar. El alcalde luce un vistoso gorro de flores, unas cintas de colores en el bolsillo y cetro floreado que porta una campanilla, y el alguacil, se adorna con una banda de tela y el mismo gorro.

A las once y media se suelta de nuevo a la vaquilla que da tres vueltas a la plaza y va a buscar al alcalde y al aguacil de la fiesta. Todos juntos se dirigen a la iglesia , dando una vuelta a la carrera por detrás de la misma, antes de comenzar la misa. Acompañan al patón, entrando los judíos sin cencerros ni gorros, y cubiertos por una manta, para acompañar después a San Sebastián por las calles de la localidad, que va adornado con ramas de olivo de las que cuelgan rosquillas y mandarinas. Terminadas las liturgias continúan recorriendo el pueblo y se juntan en la plaza, donde la vaca persigue al alguacil y al alcalde, acompañada de la turba de judíos que hacen sonar sus cencerros. Cuando alguno de ellos es alcanzado, estos, lanzan al cielo sus gorras y los hay que hacen también chascar el cuero de sus hondas. Sobre las dos es encerrada la vaca para ir a comer.

El escribano y la hilandera conforman un matrimonio cómico con afán recaudatorio, que acusan a los asistententes de haber espantado a la vaca y pedirán un donativo por los daños que ésta ha podido causar. La hilandera o guarrona, viste como señora de dudosa reputación, y el escribano gasta sombrero de copa, traje negro y toma con sus libro y lapicero buena cuenta de las multas. De nuevo resuenan los cencerros sobre las cuatro, y regresan los motilones con la vaca a la plaza donde se continua con las carreras y obligando a los presentes a retratarse en la taberna con el empeño de un par de motilones. Y es ya cuando esta cayendo la noche, que dan muerte a la vaquilla de un disparo y beben los mozos, de lo que simulan que es su sangre y no es otra cosa que vino.
Estas festividades sencillas, que todavía conservan algunos de los pueblos de nuestras sierras, guardan raices, como vemos, que desafian el paso del tiempo y nos sumergen en creencias y cultos ancestrales.


Los motilones siguen a la vaca, donde quiera que está valla
Alguacil

La vaca persigue al alcalde y al aguacil para "cornearlos"

El escribiente

La hilandera, también llamada guarrona


El alcalde porta un vara de mando y un vistoso sombrero
similar al del alguacil

Los motilones lucen un gorro militar que lanzal al aire cada vez que la vaca
cornea al alguacil o al alcalde


lunes, 21 de enero de 2013

Camino de Fuentelámparas


Este domingo os proponemos una nueva ruta. Con la llegada de las nieves a las cumbres, los ganados abandonaban las montañas para refugiarse en las dehesas a los pies de la sierra. Nos acercamos a estas dehesas para conocer sus secretos y sus esquivos habitantes. Un paseo que nos llevara a encontrarnos con los gigantes del granito, las misteriosas lagunas y muchas cosas más.
Os esperamos como siempre, esta vez en la plaza de la iglesia de Zarzalejo Estación (No confundir con Zarzalejo pueblo) a las 10:00, procurar ser puntuales, si no sabes llegar pincha aquí. LLevar comida porque propondremos variantes a la ruta en función al tiempo y las ganas. Confirmar en enriquegarcia.natursierra@gmail.com 

jueves, 3 de enero de 2013

Natursierra os desea feliz 2013

Desde Natursierra queremos agradeceros todo el apoyo que hemos recibido durante el año pasado y seguir creciendo con vosotros. Natursierra comenzó con Caminos y Sendas, nuestro programa de rutas naturalistas e etnográficas y Sensaciones la otra forma de sentir la naturaleza desde el ámbito de la cultura y las artes. Continuó con NATURmini, para continuar grandes y pequeños nuestras aventuras de fin de semana, en casa y en breve será también Urban trips para descubrir la naturaleza de nuestras ciudades y acercarnos un poquito más a ellas.

Y como siempre seguiremos con nuestros artículos de naturaleza y actualidad medio ambiental semanales en natursierra.blogspot.com. Juntos seguimos creciendo y sin la ayuda de vosotros este sueño no sería posible. Gracias a todos.

Feliz 2013 y os esperamos muy pronto.


Hoy en


Unos reyes Magos, muy mágicos que te puedes llevar a casa.

Y unos portavelas muy especiales, para esas largas noches de invierno.